En
la actualidad hay pocos tratados sobre el reconocimiento de las variedades de
cítricos en campo. Existen referencias para algunas variedades, pero no para el
gran abanico varietal que disponemos actualmente.
Refiriéndonos
a especies, las podemos diferenciar según la forma de las hojas. En algunos
casos concretos estrujándolas, se puede percibir el aroma característico que
desprenden.
La
identificación se complica cuando se desea reconocer la variedad, sobre todo si
el fruto ha sido recolectado o se encuentra evolucionando hacia su tamaño,
color y madurez natural. Además, el estado vegetativo que pueden presentar los
árboles de una misma variedad, puede ser algo distinto en función de la
textura, la profundidad del suelo, las labores de cultivo que se realicen, etc.
Sin embargo, una vez se va adquiriendo experiencia, es posible conseguir
distinguirlas, en base a la observación de una serie de caracteres y parámetros
representativos de cada una de ellas. Estos caracteres y parámetros se
presentan en porcentajes variables entre campos distintos de una misma
variedad, e incluso entre árboles de un mismo campo.
La
experiencia nos ha demostrado que para distinguir las variedades de una forma
práctica, en primer lugar, se debe observar el conjunto del arbolado desde
cierta distancia, lo que nos puede indicar la forma del árbol, el hábito de
crecimiento, el color en conjunto, el tamaño, etc. A continuación, diferenciar
las especies por la forma de las hojas y encuadrar las variedades en cada
especie; y por último, confirmar si reúnen o no los caracteres y parámetros
propios de las variedades descritas.
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