Con la
llegada del calor empiezan a emerger los primeros problemas con nuestras
plantas. En concreto con el tomate, hay una amplia gama de plagas y
enfermedades que pueden influir de forma importante en nuestro cultivo. Aquí os
nombramos los principales problemas con que nos vamos a encontrar y los
posibles tratamientos.
La
fertilización tiene un papel fundamental en la producción de tomate, al ser un
cultivo que necesita buenas cantidades de ciertos elementos en fases puntuales,
de manera que en nuestro plan de abonado resulta primordial aportar los
nutrientes necesarios en el momento adecuado, y en caso de detectar una
deficiencia corregirla a tiempo.
La
carencia o exceso de un elemento puede expresarse de una forma muy distinta
según el cultivo, incluso en especies del mismo género, por eso nos vamos a
centrar específicamente en el tomate.
Sabiendo
esto, vamos a hacer una primera distinción según la edad de la hoja, distinguindo
entre hojas viejas y hojas jóvenes. Los síntomas en las primeras son a
consecuencia de la falta de nutrientes móviles: N, P, K, y Mg, que van a
desplazarse a la zona de crecimiento, mientras que cuando los síntomas se
observen inicialmente en hojas jóvenes, estaremos ante deficiencias de
elementos inmóviles: Fe, Mn, Ca, B, o de escasa movilidad: Zn, Cu, S.
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