Mancha grasienta de los cítricos


 
Se conoce con esta denominación una serie de sintomatologías similares que se observan en distintas regiones citrícolas del mundo y también del país. 

Síntomas: La enfermedad se caracteriza por la aparición de manchas foliares que, si bien afectan ambas caras de las hojas, son más evidentes en la cara inferior por ser más salientes y oscuras. 

Al principio aparecen como manchas amarillentas poco perceptibles, las que se hacen más visibles vistas al trasluz; presentándose por el envés o cara inferior de la lámina de la hoja como pequeñas ampollas, salientes, de coloración algo amarillenta, translúcidas. A medida que evolucionan, especialmente durante el transcurso del verano y del otoño se van haciendo más evidentes, especialmente por la cara inferior de las hojas, cambiando luego a coloraciones más oscuras, pardo-negruzcas, con aspecto graso y saliente. 

El principal daño que se observa es un envejecimiento y caída prematura de las hojas. Ello puede producir defoliaciones intensas que van debilitando la planta, ocasionando así una disminución   de las cosechas futuras. Estas defoliaciones suelen hacerse más evidentes a fines del invierno, principios de la primavera.
También puede provocar daños en frutos, apareciendo diminutas manchas circulares que aparecen en grupos, afectando así también la calidad externa de los mismos. En nuestra región se han visto en noviembre-diciembre en lotes de naranja
Valencia en pobre estado sanitario y nutricional. 

Agente causal y ciclo biológico: De estos síntomas descriptos en hojas y frutos se ha aislado un hongo similar a Mycosphaerella citri, descripto en Florida (Estado Unidos) y en otros países como el causante de la mancha grasienta, pero faltan realizar mayores estudios para confirmar este diagnóstico. 

El hongo mencionado coloniza las hojas que están en plena actividad, creciendo primero por fuera de la hoja. Al cabo de un tiempo, el hongo penetra adentro de las mismas por unas pequeñas aberturas, llamadas estomas que las hojas tienen en su cara inferior y que les sirven para la respiración y transpiración. Una vez en el interior de las hojas, el hongo continúa su desarrollo y provocando los daños mencionados. Las hojas, envejecidas prematuramente, caen al suelo, y allí el hongo continúa su trabajo de colonización y produce sus fructificaciones. Las lluvias y rocíos alternados con días secos favorecen la formación y maduración de estos fructificaciones. Sus “semillas” son diseminadas luego por el viento y al aterrizar sobre hojas nuevas y sanas de la misma planta o vecinas, se vuelve a reiniciar el ciclo de esta enfermedad. Las variedades más susceptibles son las naranjas de ombligo y las tardías.













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