Las
técnicas como la eliminación y selección de brotes, la poda y el alambrado de
ramas, el meticuloso calendario de abonado, en algunos casos escaso, pero
siempre presente, se emplean para controlar y restringir la brotación demasiado
vigorosa. La mayor parte de los Bonsáis tienen una altura que no supera el
metro (cuatro pies) de altura aunque no se trate de plantas genéticamente
enanas. Aunque las plantas de hojas pequeñas se adaptan mejor a su formación
como Bonsáis y facilitan por tanto el diseño de estas representaciones, en
realidad, cualquier planta con tallo leñoso o tronco del que crezcan verdaderas
ramas puede ser cultivada en una pequeña maceta, con una baja capacidad para
retener nutrientes donde sus raíces verán limitado su crecimiento, y, por
tanto, pueden ser empleadas para formar un Bonsái, aunque es más fácil si posee
hojas ya de por sí pequeñas o que bien estas puedan ser reducidas en tamaño.
Mira
a tu alrededor, cualquier árbol, arbusto, seto, parterre de tu jardín o de los
parques públicos, planta de un vivero o de un entorno más agreste puede ser en
esencia un material de partida para crear un Bonsái. Su transformación en
Bonsái comienza nada más ser cuidadosamente recolectada de su espacio natural
durante la época adecuada, letargo invernal o inicio del crecimiento, una vez
obtenido el necesario permiso para ello. La mayor parte de las plantas
autóctonas podrán ser cultivadas al aire libre mientras que aquellas
procedentes de zonas más tropicales necesitarán algo de protección frente a las
condiciones ambientales habituales de las zonas más continentales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario