El
cultivo de duraznero representa una antigua tradición en el basado en las
excelentes condiciones de clima y suelo, lo que le ha permitido producir
durazno comercialmente durante los últimos 30 años. Tales recursos climáticos,
aunados a las valiosas experiencias acumuladas por los productores de la región
de, así como la cercanía y excelentes vías de comunicación con los grandes centros
de consumo, los colocan en una situación privilegiada para el cultivo y
comercialización de frutos como el durazno.
El
duraznero es la especie frutícola de mayor importancia en el Estado ya que se
puede cultivar desde los Valles hasta las faldas de la Malinche. Las zonas
climáticas donde se puede producir durazno, se dividen en 3 grandes regiones,
tomando como base 3 variables climáticas relacionadas con las temperaturas
invernales: acumulación de frío (400 a 700 horas entre 2° y 8°C), lluvia anual
y riesgo de heladas.
Las
principales zonas productoras se ubican en la región II, que se han cultivado
principalmente con variedades seleccionadas localmente por los mismos productores
durante los últimos 30 años.
Dentro
de cada una de las tres regiones descritas, se presentan algunos sitios con
mayor o menor riesgo de heladas, dependiendo principalmente de la orografía y
de la pendiente. Aún en los lugares más fríos pero muy inclinados, el riesgo de
heladas es menor y constituyen los mejores sitios para el cultivo de frutales,
particularmente si existen buenos suelos y disponibilidad de agua para riego.
Las
regiones productoras más antiguas muestran un mayor nivel de organización y
mayor capacidad competitiva debido a la experiencia acumulada durante casi
medio siglo. Sin embargo, existe un amplio rango de variación dentro de cada región
productora, debido principalmente al tipo de productor involucrado (recursos
disponibles, experiencia, motivación, ubicación, disponibilidad de asistencia
técnica, etc.), pendiente, tipo de suelo, disponibilidad de agua, cultivos previos,
y presencia de hongos fitopatógenos en el suelo.
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