El término micorriza fue acuñado por el botánico alemán Albert Bernard
Frank en 1885, y procede del griego mykos que significa hongo y del latín rhiza
que significa raíz, es decir, que literalmente quiere decir “hongo-raíz”,
definiendo así la asociación simbiótica, o mutualista, entre el micelio de un
hongo y las raíces o rizoides de una planta terrestre
Las micorrizas son uno de los tipos de simbiosis más abundante de la
biosfera, que mejoran la absorción de agua y nutrientes de la raíz, permitiendo
que colonicen los suelos más pobres.
La historia de las Micorrizas, se remonta a unos 400 millones de años, especialmente
al período DEVÓNICO, a partir del cual las plantas acuáticas con la ayuda de
las micorrizas, consiguieron colonizar el medio terrestre hasta lo que son hoy
en día (Barea y Azcon-Aguilar, 1983) [14]. Por ello, estas asociaciones están presentes
en casi todos los grupos de plantas terrestres (Simon, 1996) [10].
Aparecen en Briofitos, sobre todo en Hepáticas, muchos Pteridófitos, en
todos los grupos de Gimnospermas y en la mayoría de Angiospermas. No están
presentes en algunas familias de Angiospermas en las que han desarrollado
resistencia, como: Ciperáceas, Juncáceas, Cariofiláceas o Crucíferas (Harley y
Harley, 1987 [2]; Allen 1991 [1]; López-Sánchez y Honrubia, 1992 [6]; Honrubia
et al., 1992 [4]).
Los grupos de hongos que establecen micorrizas se incluyen en
Zigomicetos, Ascomicetos, Basidiomicetos y Deuteromicetos. Éstos se hallan
difundidos no solo en simbiosis con las plantas arbóreas, sino también con las
herbáceas perennes e incluso con las anuales, como el trigo; y son
especialmente frecuentes en los terrenos ricos en humus. Muchísimas especies de
hongos micorrizantes viven en simbiosis con las plantas superiores.
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